Templo de Posidón en Cabo Sounion
(foto de corbis/charles)
Las primeras acepciones que aparecen en el diccionario son las de “digno de veneración por su carácter divino o por estar relacionado con la divinidad”; y “que es objeto de culto por su relación con fuerzas sobrenaturales de carácter apartado o desconocido. El término proviene de la raíz sacer. Este concepto de lo sagrado, acompaña al hombre desde las épocas más primitivas y era, por tanto, objeto de rituales sacros. Para denominar a aquéllos que llevaban a cabo tales ritos, se utilizó la palabra sacerdote.
En Grecia y Roma, eran comunes los sacrificios que consistían en la inmolación de ciertos animales: caballos para Neptuno, el chivo para Baco etc. La inmolación consistía en un principio en derramar sobre la cabeza de la víctima harina de trigo puro mezclada con sal, pero más adelante se llamó inmolación al sacrificio completo.
En Grecia, el sacrificio de cien bueyes recibía el nombre de hecatombe. (hekatón, cien boũs, buey). Muy pronto, la palabra se extendió a todo gran sacrificio, independientemente del número de víctimas y del animal.
Curiosamente, el hueso situado en la base de la columna vertebral y en la porción superior de la pelvis se llama hueso sacro. Se dice que fue un hueso ofrecido a los dioses en sacrificios. De acuerdo con los romanos primitivos, este hueso era indestructible, y era la parte del cuerpo que seria capaz de levantar a un muerto o resucitarlo, el hueso sacro se quemaba para servir de ofrenda a los dioses romanos, de ahí nace la palabra sacramento.
Para Mircea Eliade lo sagrado siempre requiere de un "espacio sagrado", que se relaciona con la creación o fundación del mundo. Él dice que siempre que algo es sagrado existe porque descubrimos un axis mundi; es decir un "eje del mundo" que da sentido al universo al hacer que el caos se convierta en orden o cosmos.
Hay quienes opinan que lo profano ha intentado destruir lo sagrado. Pero en realidad sólo quiere ser otra forma de lo sagrado, pues todos necesitamos un “axis mundi” para construir nuestro propio universo.
Hoy día, la palabra sagrado no necesariamente tiene un sentido religioso. Si revisamos el diccionario, encontraremos que también significa digno de respeto o de veneración. Por lo que seamos religiosos o no, creyentes o ateos, todos tenemos asuntos sagrados en nuestra vida; es decir, existen cosas dignas de respeto o de veneración que nos proporcionan un orden. Para algunos, Dios; para otros, la vida misma, la naturaleza, la madre, el amor, la familia, el conocimiento o la verdad. No importa donde depositemos nuestro cuidado o nuestra fe o confianza; como seres humanos, necesitamos de lo sagrado para así poder habitar dentro de un orden o cosmos creado por Dios, la naturaleza o, quizá, por nosotros mismos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario