19 diciembre 2011

Saturnalia


Cada vez están más cerca los festejos de fin de año. Todo mundo intenta cerrarlo lleno de paz, alegría y felicidad, con la esperaza de abrir uno nuevo colmado de “bendiciones”. Esta actitud tiene un origen anterior a nuestra era.
        En la antigua Roma, del 19 al 25 de diciembre, se celebraban unos festejos en honor a Saturno, dios de la agricultura. Coincidía con el solsticio de invierno. (el período más oscuro del año, seguido de un nuevo comienzo lleno de luz). Los trabajos de siembra se habían terminado. La familia, junto con los esclavos, podían descansar del arduo trabajo realizado a lo largo del año.
Las fiestas comenzaban con un sacrificio en el templo de Saturno, seguido de un banquete público al que estaba invitado todo el mundo. Durante la semana, había comidas familiares, intercambio de regalos (muñecos de barro, velas, frutas, nueces, etc), juegos, bailes de máscaras, espectáculos desenfrenados que estaban prohibidos el resto del año, excesos en la comida, bebida; en fin, era fiestas de libertad y desinhibición; grandes bacanales.
                                      Saturnalia de Ernesto Biondi 
En estas fechas, se otorgaba la libertad a los presos y se suspendían las ejecuciones de los condenados a muerte. Los esclavos eran liberados de sus tareas cotidianas y se intercambiaban los roles sociales, pues los esclavos eran servidos por sus amos, e incluso podían injuriarlos, sin ser castigados. También se les permitía desempeñar cargos del Estado. Los hijos también invertían los papeles con sus padres y pasaban a ser los jefes de la casa.
El 25 de diciembre, último día de la Saturnalia, se celebraba el nacimiento del Sol —Natalis Solis Invictus (nacimiento del sol invencible)— personificado en el dios Mitra. (Aunque el culto a Mitra tenía orígenes persas, se convirtió en la religión dominante en Roma, especialmente entre los soldados).

El mito cuenta que el dios Mitra fue adorado por pastores poco después de su nacimiento. Se enfrentó al toro primordial y lo logró llevar a su cueva sobre sus espaldas para sacrificarlo. El dios, sujetando al toro, le clavó el cuchillo en el flanco. De la columna vertebral del toro salió trigo, y vino de su sangre. Su semen, recogido y purificado por la luna, produjo animales útiles para el hombre. Llegaron entonces el perro, que se alimentó del grano, el escorpión, que aferró los testículos del toro con sus pinzas, y la serpiente.


Estas festividades también existían en Grecia con el nombre de Kronia, en honor de Kronos, dios de la agricultura; en Babilonia con el nombre de Sacaea; aquí incluso había una sustitución del rey. Esta sustitución del rey tenía siempre el carácter de protección y el rey sustituto, que gobernaba durante un tiempo determinado, era asesinado al final para, así, acabar con los peligros y desgracias que amenazaban al rey verdadero.

Algunos elementos nos son muy conocidos hoy día, han cambiado de nombres, pero en esencia siguen siendo los mismos; especialmente aquello de los grandes desmanes que se viven en estas épocas; no en balde llamamos saturnalias a los festejos que culminan en orgías.

Como quiera que sea, ¡feliz saturnalia!